Una vez más os contamos la historia de un Empacho Misterioso, el evento de gastronomía clandestina que lo está petando en Asturias. Y es que en esta sexta edición las plazas se agotaron en menos de 10 minutos. Ya hablamos en su día de las peculiaridades de este tipo de eventos clandestinos donde se mezcla la intriga, la gastronomía y comensales muy curiosos, por lo que no lo alargo más y vamos al grano. Simplemente recordar que el Empacho Misterioso es de carácter bianual teniendo lugar uno de ellos en primavera y otro en otoño.
Aquí el historial de los anteriores Empachos Misteriosos para que veáis el nivelón:
- Primer Empacho Misterioso: El Cafetín de Lastres (aquí nuestra crónica)
- Segundo Empacho Misterioso: Los Llaureles, Torazo
- Tercer Empacho Misterioso: La Playa, Luanco (aquí nuestra crónica)
- Cuarto Empacho Misterioso: Bar Camacho, Amieves
- Quinto Empacho Misterioso: Palacio Conde de Toreno (aquí nuestra crónica)
Una servidora no se ha pedido ni uno y piensa seguir con la tradición mientras no se agoten las entradas antes de poder conseguir una.
Pues bien, el sexto Empacho Misterioso tuvo lugar en otro sitio genial de Asturias, Tierra del Agua, del que ya hablamos aquí en su día.
Llegamos a Caleao algo exhaustos del autobús y con ganas de estirar piernas, así que nada mejor que un paseín por Caleao para llegar a Tierra del Agua con mucha hambre y sed. Allí las chicas de Empachate.com y Despreocúpate Eventos nos tenían preparado un vermú Yzaguirre con productos de La Gijonesa Comestibles, un queso Cuquiellu de quesería Ca Llechi y mermeladas de piescu, sidra y vino tinto para acompañar. Después, pasamos al mítico restaurante de estilo nórdico de Tierra del Agua donde vino el gran homenaje o empacho. Empezamos por una crema de puerros asados con queso Casín y calamar fresco y seguimos con los platos que veréis a continuación.
La tarta Tatin fue la gran vencedora del evento en la ya tradicional votación a servilleta en mano que se hace al final de la degustación. La guinda del pastel la puso la ginebra Master’s, que nos amenizó la sobremesa y hubo hasta a quien le amenizó el camino de bajada hacia el autobús.
Tendremos que esperar hasta después del verano para el siguiente empacho clandestino. Eso sí, mientras sigan creando sitios bonitos donde comer bien en Asturias, la experiencia está asegurada.
Curiosa iniciativa gastronómica. Enhorabuena a los autores de la idea.